Desinformación
y consecuencias parasitarias
Cosas tales como, que en las
zonas rurales subdesarrolladas de nuestro país, no hay
chico que se salve de alguna enfermedad parasitaria, y
que en general esa gente no esta afectada al mismo
tiempo de una sola parasitosis sino de varias, son la
consecuencia de la desinformación y la imposibilidad de
resolución del problema.
Si no hay sensibilidad para
los problemas de las comunidades, se es un médico
incompleto; se ve muy mal ser indiferente a todo esto.
En nuestro país, las parasitosis más frecuentes son la
hidatidosis, el paludismo, la uncinariasis, amebas,
ascaris, leishmaniasis y oxiuriasis.
En muchos casos se cree que
una parasitosis ya no existe, pero en realidad es que
no se diagnostica.
En uno de los reportajes que
me hicieron, me preguntaron porque frente a un panorama
tan desolador hay tan pocos médicos que se dedican a la
parasitología, a lo cual respondí: ser un buen
parasitólogo es muy complicado, porque se requieren
conocimientos de biología general, zoología médica,
terapéutica, epidemiología, inmunología, etcétera. y en
segundo lugar, porque las cátedras de parasitología
perdieron autonomía y han sido incorporadas a las
cátedras de microbiología.
Otra cosa curiosa es que en
la mayoría de los hospitales no existen servicios
especializados en parasitología.
Si no se impulsan los
estudios de medicina tropical y enfermedades
parasitarias, si las cátedras no funcionan en institutos
nacionales y provinciales, haciéndose investigaciones de
campo, y la especialidad sea enseñada por parasitólogos,
la desinformación y las consecuencias desastrosas que
esto implica, van a seguir ocurriendo.