NIÑOS CON AUSENCIA Y
CONTAMINACIÓN UROLÓGICA POR PARASITOSIS INTESTINAL
Srta. M.C.G. de 30 años, llega a mi consultorio en un estado orgánico y
psíquico desesperante. Padecía de cistitis crónica con
una antigüedad mayor de 10 años. Fue medicada en forma
tradicional. Le realizaban urocultivos en forma
permanente y siempre daban resultados negativos.
Durante este período su poco apetito le llevaba a una
pérdida de peso constante, llegando a perder 7 kilos en
una semana. Tenía temperatura elevada entre 38 y 39,5º.
Se la interna y se le administran 40 frascos de suero
con antibióticos de todo tipo hasta que uno de ellos
logri bajar la fiebre pero persiste un fuerte dolor en
la zona lumbar.
Después de cambiar varias veces de facultativo; concurre
a un médico que le detecta luego de un chequeo completo:
poliquistosis ovárica, ptosis renal derecha con prolapso
de vegiga. La confina a guardar reposo en cama por
tiempo indeterminado y le ordena operar ambas afecciones
a lo que ella se niega terminantemente.
Su cuadro general estaba acompañado por: caída de
cabello, caspa y seborrea; tenía un flujo vaginal
abundante y rebelde a todo tratamiento.
Estaba muy deprimida y una constante fatiga al menor
esfuerzo la dominaba. Continuaba con su falta de
apetito, su consecuente pérdida de peso y un insomnio
pertinaz. Es en este estado que ingresa a mi
consultorio, donde hago el diagnóstico de: "parasitosis
intestinal crónica con contaminación urológica". Solo
trato en forma activa la parasitosis intestinal y antes
del mes desaparecen sus depresiones, duerme mejor, se
alimenta bien y comienzan a ceder sus manifestaciones a
nivel de piel y faneras, mejorando en su vida de
relación. Seis meses después le doy de alta totalmente
restablecida. Cabe aclarar que su profesión es técnica
radióloga por lo que tuvo la posibilidad de comentar su
problema con los médicos de su trabajo y fuera de él y
en ningún caso le investigaron su parasitosis
intestinal, es mar, cuando comenzó mi tratamiento los
colegas se reían de ella diciéndole que estaba siendo
engariada o entretenida en su problemática. Ella se
encargó al estar restablecida, de explicarles a todos y
cada uno de ellos del acierto de mi tratamiento.
UN CHICO CON AUSENCIAS
Traído por su madre conocí a J.L.D., un chico de seis
años que cursaba el primer grado primario. Llegó al
consultorio en total estado de excitación psicofísica y
la señora anticipó que "siempre estaba así" y, que otros
facultativos le habían manifestado que la criatura
padecía: "trastornos de conducta".
En la escuela, la maestra había advertido en él una
falta absoluta de atención, incapacidad de concentración
y por lo tanto su rendimiento intelectual resultaba
completamente negativo. Se lo notaba siempre ausente de
las circunstancias que le rodeaban. En cuanto a su
relación familiar, las cosas no iban mejor. "Tiene
continuamente ganas de llorar, a veces lo noto
angustiado, en otras muy decaído, y sin que existan
motivos para ello", indicó lamadre. Añadió que en
algunas oportunidades, incluso, de una forma u otra
intento dañar los objetos del hogar. Y en un par de
ocasiones había encendido fuego con vistas a incendiar
la casa.
Ante esta situación, los padres recorrieron consultorios
de varios profesionales médicos. También, para intentar
mejorar su comportamiento en la escuela se acudió al
tratamiento con una psicopedagoga y en la búsqueda de
encontrar alivio a los problemas familiares, se puso al
chico en manos de psiquiatras. Algunos estudios y
encefalogramas determinaron, según el diagnóstico, que
padecía de una epilepsia menor. El cuadro se ampliaba
con otros detalles. Por ejemplo, debido a las frecuentes
anginas, necesitaba atención clínica. Para superar tales
estados se le hacían tratamientos con antibióticos,
antitérmicos y analgésicos, prescribiéndosele semanas de
reposo. Empero, al poco tiempo, las anginas retornaban y
era necesario repetir el mismo tratamiento.
Su madre dijo: "Cuando come mucho, tiene flatulencia y
aparece tan cansado que debe reposar. En algunos días su
apetito es voraz, come cualquier cosa. Sin embargo, en
otros, apenas acepta beber líquidos. Le gustan
especialmente las golosinas y todo aquello que sea
dulce."
Un examen determinó que el chico era de menor talla que
otros de su misma edad y su peso inferior en 5 kilos.
Equivale a decir que este pequeño paciente llegó a la
consulta desnutrido y apático. Por ese tiempo y por las
ausencias mentales reiteradas y falta de coordinación
psicomotriz, era tratado por un psiquiatra en dos
sesiones semanales. Se lo medicaba con barbitúricos y
sedantes continuamente y a pesar de ello su familia no
advertía ninguna mejoría.
Dentro del primer mes del tratamiento antiparasitario
que recomendé, se presentó un resfrío, acompañado de
conjuntivitis y tos irritativa. Sin embargo y sin
interrumpir la medicación, el cuadro fue decreciendo.
Por lo pronto no se presentó ninguna crisis de tipo
epiléptica, como antes, no tuvo ausencias mentales
notorias y lo único que padeció fueron dolores de cabeza
que se prolongaban dos o tres días. Hubo avances
sorprendentes ya que su apetito comenzó a estabilizarse
y estuvo incrementado en todas las horas del día,
llegando a engordar 5 kilos durante el primer mes de
tratamiento.
Luego, y ya dentro del segundo mes, se presentó una
angina pultácea por lo cual debió interrumpirse el
tratamiento durante 10 días ante la necesidad de acudir
a antibióticos. De todos modos no hubo crisis
convulsivas aunque el pequeño paciente soportó accesos
de tos y temperatura bastante elevadas.
Esa falta de ausencias mentales lograron que el niño
prestara mayor atención en la escuela elevando el nivel
de su rendimiento.
Después de cuatro meses de tratamiento antiparasitario
intensivo y contínuo J.L.D. mostraba una actitud más
serena, sin angustias. La criatura terminó el año
escolar con buen rendimiento, para felicidad de todos.
Enfermedades Parasitarias
Transmitidas por Alimentos
Introducción.
Las
Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos
(EPTA) son las que se originan debido a la ingestión de
alimentos y/o agua que contengan agentes parasitarios en
cantidades tales como para afectar la salud del
consumidor, tanto a nivel individual como grupal.
Surgen
como consecuencia de diversos fenómenos entre los cuales
se incluyen: la urbanización de las poblaciones con
saneamiento ambiental insuficiente, la difusión de
culturas particulares en relación con los alimentos, las
migraciones humanas con desplazamiento de comunidades,
lo que trae aparejado nuevas modalidades alimentarias
antes consideradas exóticas, la variada oferta de
servicios públicos de venta de alimentos, y esto
vinculado con la higiene y el control de quienes
preparan los mismos. Todo esto enmarcado en un
determinado ambiente ecológico, económico, cultural y
epidemiológico. Teniendo en cuenta la totalidad de estos
factores es que se podrán desarrollar medidas de
prevención tanto en lo personal (hábitos de higiene y de
alimentación), como en lo colectivo. En este sentido
interesan fundamentalmente la provisión de agua potable
para comida, bebida y riego, el control de vectores y
basurales, la disposición adecuada de las excretas y la
educación sanitaria, así como también la normativa para
la elaboración, distribución y comercialización de los
alimentos.
La
contaminación de los alimentos con parásitos puede
ocurrir a diferentes niveles: tanto a nivel inicial como
en todos los eslabones de la cadena de industrialización
y comercialización, o a nivel del consumidor final. La
contaminación inicial significa materias primas
contaminadas por ejemplo riego de verduras con aguas
servidas. Durante la cadena de industrialización la
fuente de contaminación es variable pudiendo tratarse
del mismo manipulador de alimentos.
La
identificación de los organismos involucrados a través
de los sistemas de vigilancia epidemiológica de
enfermedades transmitidas por alimentos y la
investigación de brotes de toxi-infecciones alimentarias
tiene muchas ventajas, que están relacionadas no solo
con el tratamiento correcto de los enfermos, sino
también con la individualización de los alimentos
contaminados para su decomiso.
Los
brotes de ETA pueden clasificarse de distintas maneras
(1) según la enfermedad que ocasionan, según el agente
etiológico responsable, según los alimentos relacionados
y según el lugar de consumo del alimento.
La
importancia de las EPTA va aumentando día a día en los
países de América Latina, contribuyendo a entorpecer el
desarrollo económico de la región. Nunca se han
estudiado los brotes de EPTA en Uruguay. A nivel de la
región pocas veces surgen como problema si bien están
descritos en los últimos años fundamentalmente los casos
de amibiasis por E.histolytica denunciados por
Cuba, donde las escuelas rurales han sido los focos y el
agua ha sido el elemento vehiculizador del protozoario.
También se destacan casos de triquinosis por
T.spiralis
surgidos
en Argentina a través de distintos alimentos cárnicos
(chacinados, salamines, carne de cerdo). Otros agentes
descritos en países de la región son G.lamblia y
Cryptosporidium sp, así como F.hepatica y
A.lumbricoides.
Diversos
mecanismos pueden ser generadores de EPTA. El agente
etiológico puede hallarse como contaminante de los
alimentos como en los casos de FECALISMO: directo (con
materias fecales o de persona a persona) o indirecto
(por
agua o alimentos contaminados y eventualmente
vectorizado por insectos: moscas o cucarachas) y de
GEOFAGIA: frutas o verduras mal lavadas que contengan
tierra contaminada. O bien el parásito puede hallarse
presente en el alimento como parte de su ciclo
biológico: se trata de infecciones que se adquieren por
CARNIVORISMO: de vacuno (T.saginata, pero también
Toxoplasma) o de cerdo (T.solium, pero también
Toxoplasma y Triquina) Trataremos en el siguiente orden:
Toxoplasmosis, Protozoosis entéricas y Helmintiasis.
Toxoplasmosis.
La
infección provocada por Toxoplasma gondii en
humanos está muy difundida, no así la enfermedad que
puede alcanzar una gran importancia fundamentalmente en
ciertos grupos. En primer término en las mujeres
embarazadas que adquieran la primoinfección durante el
curso de la gravidez puede provocar gravísimas lesiones
orgánicas al feto, o pasar inadvertida y conducir a
secuelas tardías en ocasiones invalidantes con un alto
costo económico y social. En segundo término a los
pacientes inmunodeprimidos en particular con SIDA en
quienes provoca lesiones focales del sistema nervioso
central con cuadros de encefalitis grave que puede
comprometer la vida del paciente y en tercer término la
localización ocular: corioretinitis agudas de gran
impacto por las secuelas visuales que ocasionan.
Este
parásito puede infectar al ser humano por vía digestiva,
ingresando bajo forma de ooquistes (desde el medio
ambiente contaminado con heces de felinos) o de
bradizoítos contenidos dentro de quistes parasitarios
(alojados
principalmente en músculo estriado y cerebro de ovinos,
porcinos y bovinos).
En
Uruguay, la infección toxoplásmica comienza a edades
tempranas, posiblemente debido a ingestión inadvertida
de ooquistes toxoplásmicos emitidos por gatos, así como
por ingestión de carne porcina y ovina insuficientemente
cocida. En nuestro país la infección toxoplásmica
presenta una prevalencia que varía entre 30 y 50% en
población aparentemente sana (2), dependiendo de los
diferentes estudios realizados. Las estimaciones
realizadas para nuestro país señalan que el riesgo de
infección fetal variaría entre 2 y 4 por mil, según el
grupo de edades considerado (3).
Se trata
de una zoonosis con amplia difusión entre los animales
pudiendo parasitar a todas las especies de sangre
caliente, con capacidad para invadir cualquier célula
del organismo. La prevalencia y títulos de anticuerpos
antitoxoplasma depende de la especie: en suinos es de
las más elevadas (70%), mientras que en vacunos, una
especie en cierto grado refractaria a la infección sería
del 20%. La seroprevalencia en ovinos es del 25%
promedial, mientras que en aves el hallazgo es
excepcional, y está relacionado con las condiciones de
higiene en que se realizan las exportaciones
industriales. Menos del 1% de los gatos de Montevideo
excretan toxoplasmas, sin embargo la infecciosidad de
los ooquistes en la tierra perduran por muchos meses o
años dependiendo del terreno
y de la
temperatura (4).
En
cuanto a las medidas de control se han hecho
experiencias en relación con el diseño de una vacuna
antitoxoplásmica para inmunizar animales, con resultados
muy variables (5). La irradiación de las carnes tiene un
costo muy elevado y podría aparejar el rechazo en los
consumidores. Por lo tanto la conducta higiénico
culinaria permanece siendo la más importante. La carne
debe consumirse cocida: debería proscribirse durante el
embarazo el consumo de carnes de cerdo y ovinos, así
como también trabajar con tierra sin guantes. El
congelamiento de la carne puede disminuir la dosis
infectante, pero no asegura la eliminación total de los
toxoplasmas. En embutidos sometidos a desecación,
cocción o salazón, los toxoplasmas mueren. El lavado con
agua corriente es lo más importante para la eliminación
de los ooquistes. No existe desinfectante adecuado para
eliminarlos de los alimentos por lo tanto continúa
siendo fundamental el lavado por arrastre.
Protozoosis entéricas.
Las
parasitosis intestinales por protozoarios son la
giardiasis, las coccidiosis entéricas y la amibiasis.
Para
todas estas infecciones el mecanismo de transmisión es
el fecalismo, directo o indirecto.
Existen
aún otros protozoarios tales como Endolimax nana
(6) o
Blastocystis hominis
de
discutida patogenicidad que también actúan como
marcadores de contaminación fecal oral.
Las
enteroprotozoosis tienen interés como causa de diarrea:
en niños preescolares predomina la giardiasis, en
individuos inmunodeprimidos las coccidiosis y en
viajeros de zonas tropicales la amibiasis.
Giardia lamblia
es el
protozoo intestinal más frecuentemente informado a nivel
mundial, presentándose en nuestro país con una
prevalencia de aproximadamente 20% (7), pero su
relativamente largo periodo de incubación y
su
inicio a menudo insidioso hacen difícil detectar la
fuente común de epidemias.
Sin
embargo se describen epidemias a través del agua: en
excursionistas en contacto con castores, a través del
hielo en restaurantes (8), y también a través de ciertos
alimentos por ej. vegetales crudos consumidos tanto en
oficinas (9) como durante actividades al aire libre.
Los
manipuladores de alimentos con pobres prácticas de
higiene personal y portadores de Giardia lamblia
pueden transmitirla y provocar epidemias tanto en
guarderías infantiles como en hogares de ancianos (10).
Resta aún aclarar la importancia del agua potable como
fuente de infección, así como el potencial zoonótico de
esta parasitosis (11).
Cryptosporidium sp., Isospora belli y Cyclospora
cayetanensis
son
coccidios intestinales capaces de originar cuadros de
diarrea aguda autolimitada en individuos
inmunocompetentes o diarrea prolongada o crónica severa
en
inmunocomprometidos.
Se trata
de enteroparasitosis emergentes (12). En Uruguay
I.belli se presenta en 5-6% de pacientes con SIDA y
diarrea (13), mientras que
Cryptosporidium
ha sido
hallado en 11% de niños con Diarrea Aguda Infantil
(constituyendo la primera causa de diarrea de etiología
parasitaria en niños hospitalizados) y en 14% de
pacientes con SIDA y diarrea (14). No existe
ciclosporiasis autóctona en nuestro país, ya que solo se
ha descrito este parásito en viajeros procedentes de
países tropicales (15).
La
criptosporidiosis es una zoonosis en la cual los bovinos
y otros animales domésticos y silvestres actúan como
reservorio, ya que se trata de una agente ampliamente
distribuido en la naturaleza, con ooquistes muy
resistentes a las condiciones climáticas, pudiendo
permanecer viables por meses en el medio ambiente,
siendo resistentes a la mayoría de los desinfectantes
utilizados.
Para
criptosporidiosis se describen epidemias en consumidores
de sidra (16) y en USA, habiéndose demostrado gran
prevalencia en aguas de ríos en Venezuela y en suelos en
Brasil.
Entamoeba histolytica-dispar
se
presenta en nuestro medio con una prevalencia del 2%
(17) en población adulta, tratándose habitualmente de
casos paucisintomáticos o asintomáticos. Esta situación
es muy diferente de la observada en zonas de clima
tropical donde los cuadros clínicos son más relevantes y
la frecuencia de portadores de este parásito puede
alcanzar el 50%
de la
población.
Las
medidas de control para prevenir las protozoosis
intestinales son: lavado de manos previo a la ingesta,
control de los manipuladores de alimentos (chequeo
médico, coproparasitario y curso educativo) así como de
los individuos
pertenecientes a instituciones cerradas o semicerradas,
y por último lavado adecuado y minucioso de frutas y
verduras que se ingieren crudas.
Helmintiasis.
TENIASIS
La
teniasis por Taenia saginata es una zoonosis
parasitaria cosmopolita, cuyas tasas de prevalencia
varían en función de diversos factores, y en la cual el
comportamiento humano resulta fundamental para su
persistencia, ya que la contaminación con heces humanas
de los terrenos es lo que posibilita la infección de los
animales, y el hábito de ingerir carne cruda de vacunos
cierra el ciclo permitiendo la infección humana por
tenias adultas. El carnivorismo puede ser accidental o
compulsivo. A esto se suma la masticación deficiente en
caso de pacientes ansiosos, desdentados o adenoideos que
impide la destrucción mecánica de los cisticercos. Esta
parasitosis carece de sintomatología patognomónica,
aunque se destaca la presencia de dolor abdominal,
nerviosismo y cefaleas (18). Permanece subdiagnosticada
en los animales, por lo que las carnes de bovinos deben
ingerirse bien cocidas.
DISTOMATOSIS
La
fascioliasis o distomatosis por Fasciola hepatica
es una zoonosis de alta prevalencia en ganado ovino y
bovino con una distribución fundamentalmente focalizada
en áreas reducidas de los establecimientos
agropecuarios. Tiene
discreta
relevancia en medicina humana, ya que los casos humanos
son esporádicos o accidentales a través de la ingestión
de berros silvestres presentándose con eosinofilia
masiva acompañada o no de sintomatología digestiva (19).
Este parásito posee un ciclo biológico indirecto que
requiere la presencia de caracoles huéspedes
intermediarios del género Lymnaea que viven y se
reproducen en zonas permanentemente húmedas como ríos,
arroyos, lagos, lagunas, embalses y canales, por lo
tanto los periodos lluviosos y cálidos con inundaciones
son los más adecuados para generar gran contaminación
con metacercarias que se enquistan sobre vegetales,
siendo los más riesgosos para la infección humana y
animal. En nuestro país Lymnaea viatrix es el
molusco que posee importancia epidemiológica.
TRIQUINOSIS
Trichinella spiralis
es un
nematode tesidual que se adquiere por ingestión de carne
de cerdo insuficientemente cocida. Luego de un período
de incubación que oscila entre 4 y 28 días se presenta
con un cuadro de gastroenteritis febril con edema
periorbitario, mialgias y postración. Se trata de una
zoonosis donde los roedores actúan como reservorios
importantes en su ciclo doméstico. En Argentina ha
aumentado llamativamente en los últimos años mientras
que en Uruguay ignoramos la situación. Generalmente
ocurren posteriormente a la ingesta de chacinados o
facturas (embutidos, chorizo) luego de faena
domiciliaria.
GEOHELMINTIASIS
Los
geohelmintos Ascaris lumbricoides y Trichuris
trichiura son infecciones intestinales de elevada
prevalencia en ciertas regiones subdesarrolladas del
mundo, que afectan no sólo el crecimiento sino también
el desarrollo cognitivo en los niños afectados (20). En
nuestro medio tienen una baja prevalencia excepto en
grupos de escolares con necesidades básicas
insatisfechas donde las cifras son realmente alarmantes
y denuncian la existencia de focos en relación con los
cordones de hacinamiento periurbanos con carencias de
agua potable y saneamiento deficiente (21). La
contaminación ocurre directamente por geofagia o a
través de la ingestión de frutas o verduras que
contienen restos de tierra contaminada con materias
fecales humanas en las que se eliminan huevos de estos
nemátodes, cuyo potencial infectante se desarrolla luego
de permanecer en el exterior un tiempo variable con las
condiciones del suelo, humedad y temperatura ambiental.
HIDATIDOSIS
La
hidatidosis es una zoonosis parasitaria producida por la
presencia de la etapa larvaria de cestodes del género
Echinococcus. Desde el punto de vista humano puede
ser una enfermedad invalidante y grave, requiriendo
tratamiento quirúrgico y hospitalizaciones prolongadas,
con un alto costo socio económico y un impacto relevante
sobre la salud pública. La hidatidosis por
Echinococcus
granulosus
en
Uruguay tiene una prevalencia variable entre 0.07 y 5.6%
(22). La enfermedad se adquiere por ingestión de huevos
a través de las manos o de frutas o verduras
contaminadas con heces de perros infectados.
La
protección de los alimentos en relación con las
Enfermedades Parasitarias podría encararse a distintos
niveles: tanto en restaurantes o comedores, como a
través del control fitozoosanitario, del transporte e
industrialización, así como por medio de la educación
sanitaria y el control regular de los manipuladores de
alimentos. Consideramos de fundamental importancia la
implementación de sistemas de vigilancia que reúnan
información indispensable para conocer la conducta o
historia natural de las enfermedades en la región y
poder detectar cambios con el fin de recomendar
oportunamente las medidas indicadas y eficientes para su
prevención y control. Obviamente esto incluye la
recolección sistemática de datos y su interpretación en
forma integrada, así como la recomendación de medidas a
tomar y distribución de la información y de las
recomendaciones a las distintas organizaciones (23).
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3
(4)
Presencia de parásitos
intestinales en paseos públicos urbanos en La Plata
Argentina
ALEJANDRA CÓRDOBA, MARÍA L. CIARMELA , BETINA PEZZANI*,
M. INÉS GAMBOA*,
M. MARTA
DE LUCA*, MARTA MINVIELLE * y JUAN A. BASUALDO*.
INTRODUCCIÓN
Los
ecologistas del mundo realizan un gran esfuerzo para
identificar elementos biológicos en muestras
ambientales. En el suelo se concentran diferentes formas
de vida: bacterias, algas, hongos, insectos, ácaros,
protozoos y nematodos de vida libre; es también el
substrato donde sobreviven y evolucionan diferentes
parásitos intestinales del hombre y animales1.
La
comunidad biótica del suelo es el más diverso y complejo
ensamble de microorganismos de la biosfera y actualmente
se conoce poco acerca de las especies que lo componen.
Se estima que entre un 80 y 99% de los microorganismos
presentes en él permanecen sin identificar.
Los
suelos contienen abundantes parásitos y bacterias tanto
heterótrofas como autótrofas ambientales, pero pueden
contener otras especies patógenas provenientes de la
contaminación fecal por deposiciones humanas y/o
animales (contaminación directa). La contaminación
indirecta del suelo puede ocurrir si son utilizadas
aguas residuales para riego o mediante el empleo de
estiércol como fertilizante.
Esta
contaminación también se asocia con factores
socioculturales como la falta de hábitos higiénicos, la
carencia de instalaciones sanitarias adecuadas, la falta
de control en el manejo de mascotas y animales
callejeros que son de impacto relevante en los sectores
sociales más empobrecidos y especialmente en la
población infantil, por sus hábitos de juego4 .
Se han
observado formas parasitarias en el suelo de muchos
países del mundo. Dicha contaminación parasitaria
constituye un indicador directo del riesgo de infección
por parásitos intestinales.
Con el
objeto de recuperar e identificar elementos parasitarios
se estudiaron muestras provenientes de suelos de todos
los paseos públicos del área urbana de La Plata,
Argentina.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se
investigaron los 23 paseos públicos existentes en la
ciudad de La Plata). Se recolectaron 4 muestras de
tierra por cada hectárea de paseo público. El número de
muestras fueron 4, 8 ó 16 según el tamaño del lugar
investigado.
La toma
de muestra se realizó durante los meses de marzo y abril
de 2000. Se retiró la hojarasca superficial de un área
de 400 cm2 y se tomó la tierra raspando hasta 2 cm de
profundidad.
Las
muestras se transportaron en bolsas plásticas hasta el
laboratorio5. Para su procesamiento cada muestra fue
homogeneizada.
Se
tomaron 100 g de cada una de ellas a las que se le
agregó Tween 80 para su posterior filtración por triple
capa de gasa, utilizando embudo grande en botella de
decantación. Se dejó decantar por 24 h, se eliminó el
sobrenadante y se recogió el sedimento. Éste, se procesó
por la técnica de Telemann modificada y se realizó
observación microscópica (100 - 400X) de la totalidad
del «pellet».
La
humedad se calculó sometiendo 20 g de cada muestra
homogeneizada a 100-105ºC hasta peso constante y se tomó
el pH a otra alícuota de cada muestra (5 g), previamente
diluida en agua, por medio de cintas indicadoras con
rango de 0 a 14 (Merck Darmstadt, Germany).
RESULTADOS
Se
observaron microscópicamente 140 «pellets»
correspondientes a los 23 paseos públicos investigados.
Se detectaron 552 elementos parasitarios de los cuales
98 correspondieron a quistes de protozoos, 106 a huevos
de helmintos y 348 a larvas de nematodos. La
identificación y frecuencia de cada elemento se
presentan en la Tabla 1.
De los
23 lugares públicos, se hallaron huevos de helmintos y
larvas de nematodos en 21 y quistes de protozoos en 16.
En la Tabla 2 se presentan los porcentajes de los paseos
contaminados con cada una de las especies parasitarias
identificadas.
Sobre el
total de 140 muestras analizadas, 65 (46,4%) resultaron
contaminadas con larvas de nematodos, 61 (43,6%) con
huevos de Trichuris sp., 30 (21,4%) con huevos de
Ascaris lumbricoides y 17 (12,1%) con huevos de
Toxocara sp. La humedad de las muestras
analizadas varió entre el 8 y el 54% y el pH entre 6 y
8.
DISCUSIÓN
Diferentes estudios han demostrado la endemicidad de las
infecciones parasitarias en nuestro país
Las
deficientes condiciones sanitarias y de higiene personal
están en estrecha relación con la prevalencia de las
parasitosis en nuestra población4. A estos factores se
le agregan condiciones de temperatura y humedad relativa
del ambiente que favorecen la persistencia y desarrollo
de los elementos parasitarios que contaminan las fuentes
de infección: alimentos, agua, tierra, etc.
El
estudio de la contaminación parasitaria del suelo es
considerado como un indicador directo del riesgo de
infección al que están expuesto los residentes de una
región.
El
aislamiento de elementos parasitarios en el suelo ha
sido realizado en muchos países del mundo. Diversos
estudios de muestras de suelo de parques, jardines y
areneros de regiones desarrolladas de América, Europa y
Japón.,así también como en países subdesarrollados,
revelaron presencia de huevos y quistes de parásitos,
demostrando que los suelos de estas regiones geográficas
estaban contaminados con heces humanas y/o de mascotas.
En nuestra ciudad, se demostró una prevalencia
de 13,2%
de huevos de Toxocara sp en suelos de paseos
públicos, porcentaje inferior al hallado en nuestro
trabajo (56,5%) debido probablemente a diferencias en la
toma de muestra y metodología de procesamiento. Un
estudio llevado a cabo en la provincia de Chubut,
Argentina ; determinó una prevalencia de 17,4% para
Toxocara sp., 51% para Strongyloides sp. y
5,6% para Ancylostoma sp. En heces caninas
recolectadas de paseos públicos.
Investigaciones recientes en paseos públicos de Chile16
demostraron Toxocara sp. en el 33% en muestras
fecales de mascotas en las plazas y en el 66,7% en los
parques de Santiago.
Los
quistes de protozoos como Giardia sp y amebas
sobreviven de 1 a 3 meses en suelos húmedos y sombríos.
Los huevos de geohelmintos como A. lumbricoides y
T. canis conservan su poder infectante en el
suelo entre 7 y 12 años. Estos huevos evolucionan a sus
estadíos infectivos en la superficie del suelo, no más
allá de los 10 cm de profundidad.
Los
resultados obtenidos en el presente estudio, han
demostrado una alta prevalencia de contaminación con
elementos parasitarios de origen humano y/o animal. Las
condiciones climáticas que imperan en los meses de marzo
y abril en nuestro país (promedio de temperatura 18,5°C
y 78,6% de humedad relativa), son favorables para la
persistencia y desarrollo de estos elementos en el
suelo.
En
nuestro país, en un estudio sobre la presencia de
parásitos en el suelo de los alrededores de las
viviendas de dos comunidades aborígenes de la provincia
de Misiones se encontró solamente huevos de
Uncinarias, Trichuris sp. y Toxocara sp18.
Nuestro trabajo demuestra una variedad parasitaria más
amplia en paseos públicos de un centro urbano. Los
paseos estudiados presentaron contaminación parasitaria
con diferencias importantes en el número de elementos
encontrados. Más del 50% de los elementos hallados son
potenciales patógenos para el hombre. En este estudio no
se identificó si las larvas de nematodos eran de vida
libre o parasitaria.
No se
pudo establecer una relación entre la ubicación
geográfica del paseo público con el número de elementos
hallados.
Si bien
no pudo demostrarse una relación significativa entre la
humedad y el número de formas parasitarias, porcentajes
de humedad superiores al 15% se relacionaron con mayor
número de parásitos, condición que no se estableció con
las variaciones de pH.
Se
concluye que los suelos de los paseos públicos de la
ciudad de La Plata se encuentran contaminados con heces
tanto de origen animal como origen humano. Si bien este
estudio se realizó en un importante centro urbano de
Argentina (ciudad capital de la provincia de Buenos
Aires) el origen de la contaminación biológica podría
explicarse atendiendo a las siguientes razones: la
presencia de formas biológicas de origen animal se
debería a la falta de hábitos higiénicos en la población
poseedora de mascotas (defecación en la vía pública)
agravado por el incumplimiento de reglamentaciones en la
disposición de las excretas animales.
La
presencia de parásitos cuyo huésped definitivo es el
hombre, podría relacionarse con los hábitos defecatorios
humanos en paseos públicos de niños y adultos
carenciados que viven en las calles de la ciudad
(personas sin hogar).
Esto
constituiría un riesgo potencial para la salud,
fundamentalmente para la población infantil, que acude a
los paseos públicos. Por lo expuesto surge la necesidad
de implementar estrategias de control y educación para
la prevención de las infecciones de origen fecal (humano
y/o animal) en ámbitos recreacionales.
RESUMEN
Con el
objeto de recuperar e identificar contaminantes
parasitarios se estudiaron muestras de suelo de todos
los paseos públicos del área urbana de La Plata,
Argentina. Se analizaron 23 paseos durante los meses de
marzo y abril de 2000 y al mismo tiempo se evaluó el pH
y la humedad de cada muestra. Se observaron 552
elementos parasitarios, 98 correspondieron a quistes de
protozoos, 106 a huevos de helmintos y 348 a larvas de
nematodos. Se demostró que los suelos de los paseos
analizados estaban contaminados con parásitos de origen
humano y animal.
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