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NIÑOS CON AUSENCIA Y CONTAMINACIÓN UROLÓGICA POR PARASITOSIS INTESTINAL

Srta. M.C.G. de 30 años, llega a mi consultorio en un estado orgánico y psíquico desesperante. Padecía de cistitis crónica con una antigüedad mayor de 10 años. Fue medicada en forma tradicional. Le realizaban urocultivos en forma permanente y siempre daban resultados negativos.

Durante este período su poco apetito le llevaba a una pérdida de peso constante, llegando a perder 7 kilos en una semana. Tenía temperatura elevada entre 38 y 39,5º. Se la interna y se le administran 40 frascos de suero con antibióticos de todo tipo hasta que uno de ellos logri bajar la fiebre pero persiste un fuerte dolor en la zona lumbar.

Después de cambiar varias veces de facultativo; concurre a un médico que le detecta luego de un chequeo completo: poliquistosis ovárica, ptosis renal derecha con prolapso de vegiga. La confina a guardar reposo en cama por tiempo indeterminado y le ordena operar ambas afecciones a lo que ella se niega terminantemente.

Su cuadro general estaba acompañado por: caída de cabello, caspa y seborrea; tenía un flujo vaginal abundante y rebelde a todo tratamiento.

Estaba muy deprimida y una constante fatiga al menor esfuerzo la dominaba. Continuaba con su falta de apetito, su consecuente pérdida de peso y un insomnio pertinaz. Es en este estado que ingresa a mi consultorio, donde hago el diagnóstico de: "parasitosis intestinal crónica con contaminación urológica". Solo trato en forma activa la parasitosis intestinal y antes del mes desaparecen sus depresiones, duerme mejor, se alimenta bien y comienzan a ceder sus manifestaciones a nivel de piel y faneras, mejorando en su vida de relación. Seis meses después le doy de alta totalmente restablecida. Cabe aclarar que su profesión es técnica radióloga por lo que tuvo la posibilidad de comentar su problema con los médicos de su trabajo y fuera de él y en ningún caso le investigaron su parasitosis intestinal, es mar, cuando comenzó mi tratamiento los colegas se reían de ella diciéndole que estaba siendo engariada o entretenida en su problemática. Ella se encargó al estar restablecida, de explicarles a todos y cada uno de ellos del acierto de mi tratamiento.

UN CHICO CON AUSENCIAS

Traído por su madre conocí a J.L.D., un chico de seis años que cursaba el primer grado primario. Llegó al consultorio en total estado de excitación psicofísica y la señora anticipó que "siempre estaba así" y, que otros facultativos le habían manifestado que la criatura padecía: "trastornos de conducta".

En la escuela, la maestra había advertido en él una falta absoluta de atención, incapacidad de concentración y por lo tanto su rendimiento intelectual resultaba completamente negativo. Se lo notaba siempre ausente de las circunstancias que le rodeaban. En cuanto a su relación familiar, las cosas no iban mejor. "Tiene continuamente ganas de llorar, a veces lo noto angustiado, en otras muy decaído, y sin que existan motivos para ello", indicó lamadre. Añadió que en algunas oportunidades, incluso, de una forma u otra intento dañar los objetos del hogar. Y en un par de ocasiones había encendido fuego con vistas a incendiar la casa.

Ante esta situación, los padres recorrieron consultorios de varios profesionales médicos. También, para intentar mejorar su comportamiento en la escuela se acudió al tratamiento con una psicopedagoga y en la búsqueda de encontrar alivio a los problemas familiares, se puso al chico en manos de psiquiatras. Algunos estudios y encefalogramas determinaron, según el diagnóstico, que padecía de una epilepsia menor. El cuadro se ampliaba con otros detalles. Por ejemplo, debido a las frecuentes anginas, necesitaba atención clínica. Para superar tales estados se le hacían tratamientos con antibióticos, antitérmicos y analgésicos, prescribiéndosele semanas de reposo. Empero, al poco tiempo, las anginas retornaban y era necesario repetir el mismo tratamiento.

Su madre dijo: "Cuando come mucho, tiene flatulencia y aparece tan cansado que debe reposar. En algunos días su apetito es voraz, come cualquier cosa. Sin embargo, en otros, apenas acepta beber líquidos. Le gustan especialmente las golosinas y todo aquello que sea dulce."

Un examen determinó que el chico era de menor talla que otros de su misma edad y su peso inferior en 5 kilos. Equivale a decir que este pequeño paciente llegó a la consulta desnutrido y apático. Por ese tiempo y por las ausencias mentales reiteradas y falta de coordinación psicomotriz, era tratado por un psiquiatra en dos sesiones semanales. Se lo medicaba con barbitúricos y sedantes continuamente y a pesar de ello su familia no advertía ninguna mejoría.

Dentro del primer mes del tratamiento antiparasitario que recomendé, se presentó un resfrío, acompañado de conjuntivitis y tos irritativa. Sin embargo y sin interrumpir la medicación, el cuadro fue decreciendo. Por lo pronto no se presentó ninguna crisis de tipo epiléptica, como antes, no tuvo ausencias mentales notorias y lo único que padeció fueron dolores de cabeza que se prolongaban dos o tres días. Hubo avances sorprendentes ya que su apetito comenzó a estabilizarse y estuvo incrementado en todas las horas del día, llegando a engordar 5 kilos durante el primer mes de tratamiento.

Luego, y ya dentro del segundo mes, se presentó una angina pultácea por lo cual debió interrumpirse el tratamiento durante 10 días ante la necesidad de acudir a antibióticos. De todos modos no hubo crisis convulsivas aunque el pequeño paciente soportó accesos de tos y temperatura bastante elevadas.

Esa falta de ausencias mentales lograron que el niño prestara mayor atención en la escuela elevando el nivel de su rendimiento.

Después de cuatro meses de tratamiento antiparasitario intensivo y contínuo J.L.D. mostraba una actitud más serena, sin angustias. La criatura terminó el año escolar con buen rendimiento, para felicidad de todos.

Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos

Introducción.

Las Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos (EPTA) son las que se originan debido a la ingestión de alimentos y/o agua que contengan agentes parasitarios en cantidades tales como para afectar la salud del consumidor, tanto a nivel individual como grupal.

Surgen como consecuencia de diversos fenómenos entre los cuales se incluyen: la urbanización de las poblaciones con saneamiento ambiental insuficiente, la difusión de culturas particulares en relación con los alimentos, las migraciones humanas con desplazamiento de comunidades, lo que trae aparejado nuevas modalidades alimentarias antes consideradas exóticas, la variada oferta de servicios públicos de venta de alimentos, y esto vinculado con la higiene y el control de quienes preparan los mismos. Todo esto enmarcado en un determinado ambiente ecológico, económico, cultural y epidemiológico. Teniendo en cuenta la totalidad de estos factores es que se podrán desarrollar medidas de prevención tanto en lo personal (hábitos de higiene y de alimentación), como en lo colectivo. En este sentido interesan fundamentalmente la provisión de agua potable para comida, bebida y riego, el control de vectores y basurales, la disposición adecuada de las excretas y la educación sanitaria, así como también la normativa para la elaboración, distribución y comercialización de los alimentos.       

La contaminación de los alimentos con parásitos puede ocurrir a diferentes niveles: tanto a nivel inicial como en todos los eslabones de la cadena de industrialización y comercialización, o a nivel del consumidor final. La contaminación inicial significa materias primas contaminadas por ejemplo riego de verduras con aguas servidas. Durante la cadena de industrialización la fuente de contaminación es variable pudiendo tratarse del mismo manipulador de alimentos.

La identificación de los organismos involucrados a través de los sistemas de vigilancia epidemiológica de enfermedades transmitidas por alimentos y la investigación de brotes de toxi-infecciones alimentarias tiene muchas ventajas, que están relacionadas no solo con el tratamiento correcto de los enfermos, sino también con la individualización de los alimentos contaminados para su decomiso.

Los brotes de ETA pueden clasificarse de distintas maneras (1) según la enfermedad que ocasionan, según el agente etiológico responsable, según los alimentos relacionados y según el lugar de consumo del alimento.

La importancia de las EPTA va aumentando día a día en los países de América Latina, contribuyendo a entorpecer el desarrollo económico de la región. Nunca se han estudiado los brotes de EPTA en Uruguay. A nivel de la región pocas veces surgen como problema si bien están descritos en los últimos años fundamentalmente los casos de amibiasis por E.histolytica denunciados por Cuba, donde las escuelas rurales han sido los focos y el agua ha sido el elemento vehiculizador del protozoario. También se destacan casos de triquinosis por T.spiralis surgidos en Argentina a través de distintos alimentos cárnicos (chacinados, salamines, carne de cerdo). Otros agentes descritos en países de la región son G.lamblia y Cryptosporidium sp, así como F.hepatica y A.lumbricoides.

Diversos mecanismos pueden ser generadores de EPTA. El agente etiológico puede hallarse como contaminante de los alimentos como en los casos de FECALISMO: directo (con materias fecales o de persona a persona) o indirecto

(por agua o alimentos contaminados y eventualmente vectorizado por insectos: moscas o cucarachas) y de GEOFAGIA: frutas o verduras mal lavadas que contengan tierra contaminada. O bien el parásito puede hallarse presente en el alimento como parte de su ciclo biológico: se trata de infecciones que se adquieren por CARNIVORISMO: de vacuno (T.saginata, pero también Toxoplasma) o de cerdo (T.solium, pero también Toxoplasma y Triquina) Trataremos en el siguiente orden: Toxoplasmosis, Protozoosis entéricas y Helmintiasis.

Toxoplasmosis.

La infección provocada por Toxoplasma gondii en humanos está muy difundida, no así la enfermedad que puede alcanzar una gran importancia fundamentalmente en ciertos grupos. En primer término en las mujeres embarazadas que adquieran la primoinfección durante el curso de la gravidez puede provocar gravísimas lesiones orgánicas al feto, o pasar inadvertida y conducir a secuelas tardías en ocasiones invalidantes con un alto costo económico y social. En segundo término a los pacientes inmunodeprimidos en particular con SIDA en quienes provoca lesiones focales del sistema nervioso central con cuadros de encefalitis grave que puede comprometer la vida del paciente y en tercer término la localización ocular: corioretinitis agudas de gran impacto por las secuelas visuales que ocasionan.

Este parásito puede infectar al ser humano por vía digestiva, ingresando bajo forma de ooquistes (desde el medio ambiente contaminado con heces de felinos) o de bradizoítos contenidos dentro de quistes parasitarios (alojados

principalmente en músculo estriado y cerebro de ovinos, porcinos y bovinos).

En Uruguay, la infección toxoplásmica comienza a edades tempranas, posiblemente debido a ingestión inadvertida de ooquistes toxoplásmicos emitidos por gatos, así como por ingestión de carne porcina y ovina insuficientemente cocida. En nuestro país la infección toxoplásmica presenta una prevalencia que varía entre 30 y 50% en población aparentemente sana (2), dependiendo de los diferentes estudios realizados. Las estimaciones realizadas para nuestro país señalan que el riesgo de infección fetal variaría entre 2 y 4 por mil, según el grupo de edades considerado (3).

Se trata de una zoonosis con amplia difusión entre los animales pudiendo parasitar a todas las especies de sangre caliente, con capacidad para invadir cualquier célula del organismo. La prevalencia y títulos de anticuerpos antitoxoplasma depende de la especie: en suinos es de las más elevadas (70%), mientras que en vacunos, una especie en cierto grado refractaria a la infección sería del 20%. La seroprevalencia en ovinos es del 25% promedial, mientras que en aves el hallazgo es excepcional, y está relacionado con las condiciones de higiene en que se realizan las exportaciones industriales. Menos del 1% de los gatos de Montevideo excretan toxoplasmas, sin embargo la infecciosidad de los ooquistes en la tierra perduran por muchos meses o años dependiendo del terreno

y de la temperatura (4).

En cuanto a las medidas de control se han hecho experiencias en relación con el diseño de una vacuna antitoxoplásmica para inmunizar animales, con resultados muy variables (5). La irradiación de las carnes tiene un costo muy elevado y podría aparejar el rechazo en los consumidores. Por lo tanto la conducta higiénico culinaria permanece siendo la más importante. La carne debe consumirse cocida: debería proscribirse durante el embarazo el consumo de carnes de cerdo y ovinos, así como también trabajar con tierra sin guantes. El congelamiento de la carne puede disminuir la dosis infectante, pero no asegura la eliminación total de los toxoplasmas. En embutidos sometidos a desecación, cocción o salazón, los toxoplasmas mueren. El lavado con agua corriente es lo más importante para la eliminación de los ooquistes. No existe desinfectante adecuado para eliminarlos de los alimentos por lo tanto continúa siendo fundamental el lavado por arrastre.

Protozoosis entéricas.

Las parasitosis intestinales por protozoarios son la giardiasis, las coccidiosis entéricas y la amibiasis.

Para todas estas infecciones el mecanismo de transmisión es el fecalismo, directo o indirecto.

Existen aún otros protozoarios tales como Endolimax nana (6) o Blastocystis hominis de discutida patogenicidad que también actúan como marcadores de contaminación fecal oral.

Las enteroprotozoosis tienen interés como causa de diarrea: en niños preescolares predomina la giardiasis, en individuos inmunodeprimidos las coccidiosis y en viajeros de zonas tropicales la amibiasis.

Giardia lamblia es el protozoo intestinal más frecuentemente informado a nivel mundial, presentándose en nuestro país con una prevalencia de aproximadamente 20% (7), pero su relativamente largo periodo de incubación y

su inicio a menudo insidioso hacen difícil detectar la fuente común de epidemias.

Sin embargo se describen epidemias a través del agua: en excursionistas en contacto con castores, a través del hielo en restaurantes (8), y también a través de ciertos alimentos por ej. vegetales crudos consumidos tanto en oficinas (9) como durante actividades al aire libre.

Los manipuladores de alimentos con pobres prácticas de higiene personal y portadores de Giardia lamblia pueden transmitirla y provocar epidemias tanto en guarderías infantiles como en hogares de ancianos (10). Resta aún aclarar la importancia del agua potable como fuente de infección, así como el potencial zoonótico de esta parasitosis (11).

Cryptosporidium sp., Isospora belli y Cyclospora cayetanensis son coccidios intestinales capaces de originar cuadros de diarrea aguda autolimitada en individuos inmunocompetentes o diarrea prolongada o crónica severa en

inmunocomprometidos.

Se trata de enteroparasitosis emergentes (12). En Uruguay I.belli se presenta en 5-6% de pacientes con SIDA y diarrea (13), mientras que Cryptosporidium ha sido hallado en 11% de niños con Diarrea Aguda Infantil (constituyendo la primera causa de diarrea de etiología parasitaria en niños hospitalizados) y en 14% de pacientes con SIDA y diarrea (14). No existe ciclosporiasis autóctona en nuestro país, ya que solo se ha descrito este parásito en viajeros procedentes de países tropicales (15).

La criptosporidiosis es una zoonosis en la cual los bovinos y otros animales domésticos y silvestres actúan como reservorio, ya que se trata de una agente ampliamente distribuido en la naturaleza, con ooquistes muy resistentes a las condiciones climáticas, pudiendo permanecer viables por meses en el medio ambiente, siendo resistentes a la mayoría de los desinfectantes utilizados.

Para criptosporidiosis se describen epidemias en consumidores de sidra (16) y en USA, habiéndose demostrado gran prevalencia en aguas de ríos en Venezuela y en suelos en Brasil. Entamoeba histolytica-dispar se presenta en nuestro medio con una prevalencia del 2% (17) en población adulta, tratándose habitualmente de casos paucisintomáticos o asintomáticos. Esta situación es muy diferente de la observada en zonas de clima tropical donde los cuadros clínicos son más relevantes y la frecuencia de portadores de este parásito puede alcanzar el 50%

de la población.

Las medidas de control para prevenir las protozoosis intestinales son: lavado de manos previo a la ingesta, control de los manipuladores de alimentos (chequeo médico, coproparasitario y curso educativo) así como de los individuos

pertenecientes a instituciones cerradas o semicerradas, y por último lavado adecuado y minucioso de frutas y verduras que se ingieren crudas.

Helmintiasis.

TENIASIS

La teniasis por Taenia saginata es una zoonosis parasitaria cosmopolita, cuyas tasas de prevalencia varían en función de diversos factores, y en la cual el comportamiento humano resulta fundamental para su persistencia, ya que la contaminación con heces humanas de los terrenos es lo que posibilita la infección de los animales, y el hábito de ingerir carne cruda de vacunos cierra el ciclo permitiendo la infección humana por tenias adultas. El carnivorismo puede ser accidental o compulsivo. A esto se suma la masticación deficiente en caso de pacientes ansiosos, desdentados o adenoideos que impide la destrucción mecánica de los cisticercos. Esta parasitosis carece de sintomatología patognomónica, aunque se destaca la presencia de dolor abdominal, nerviosismo y cefaleas (18). Permanece subdiagnosticada en los animales, por lo que las carnes de bovinos deben ingerirse bien cocidas.

DISTOMATOSIS

La fascioliasis o distomatosis por Fasciola hepatica es una zoonosis de alta prevalencia en ganado ovino y bovino con una distribución fundamentalmente focalizada en áreas reducidas de los establecimientos agropecuarios. Tiene

discreta relevancia en medicina humana, ya que los casos humanos son esporádicos o accidentales a través de la ingestión de berros silvestres presentándose con eosinofilia masiva acompañada o no de sintomatología digestiva (19). Este parásito posee un ciclo biológico indirecto que requiere la presencia de caracoles huéspedes intermediarios del género Lymnaea que viven y se reproducen en zonas permanentemente húmedas como ríos, arroyos, lagos, lagunas, embalses y canales, por lo tanto los periodos lluviosos y cálidos con inundaciones son los más adecuados para generar gran contaminación con metacercarias que se enquistan sobre vegetales, siendo los más riesgosos para la infección humana y animal. En nuestro país Lymnaea viatrix es el molusco que posee importancia epidemiológica.

TRIQUINOSIS

Trichinella spiralis es un nematode tesidual que se adquiere por ingestión de carne de cerdo insuficientemente cocida. Luego de un período de incubación que oscila entre 4 y 28 días se presenta con un cuadro de gastroenteritis febril con edema periorbitario, mialgias y postración. Se trata de una zoonosis donde los roedores actúan como reservorios importantes en su ciclo doméstico. En Argentina ha aumentado llamativamente en los últimos años mientras que en Uruguay ignoramos la situación. Generalmente ocurren posteriormente a la ingesta de chacinados o facturas (embutidos, chorizo) luego de faena domiciliaria.

GEOHELMINTIASIS

Los geohelmintos Ascaris lumbricoides y Trichuris trichiura son infecciones intestinales de elevada prevalencia en ciertas regiones subdesarrolladas del mundo, que afectan no sólo el crecimiento sino también el desarrollo cognitivo en los niños afectados (20). En nuestro medio tienen una baja prevalencia excepto en grupos de escolares con necesidades básicas insatisfechas donde las cifras son realmente alarmantes y denuncian la existencia de focos en relación con los cordones de hacinamiento periurbanos con carencias de agua potable y saneamiento deficiente (21). La contaminación ocurre directamente por geofagia o a través de la ingestión de frutas o verduras que contienen restos de tierra contaminada con materias fecales humanas en las que se eliminan huevos de estos nemátodes, cuyo potencial infectante se desarrolla luego de permanecer en el exterior un tiempo variable con las condiciones del suelo, humedad y temperatura ambiental.

HIDATIDOSIS

La hidatidosis es una zoonosis parasitaria producida por la presencia de la etapa larvaria de cestodes del género Echinococcus. Desde el punto de vista humano puede ser una enfermedad invalidante y grave, requiriendo tratamiento quirúrgico y hospitalizaciones prolongadas, con un alto costo socio económico y un impacto relevante sobre la salud pública. La hidatidosis por Echinococcus granulosus en Uruguay tiene una prevalencia variable entre 0.07 y 5.6% (22). La enfermedad se adquiere por ingestión de huevos a través de las manos o de frutas o verduras contaminadas con heces de perros infectados.

La protección de los alimentos en relación con las Enfermedades Parasitarias podría encararse a distintos niveles: tanto en restaurantes o comedores, como a través del control fitozoosanitario, del transporte e industrialización, así como por medio de la educación sanitaria y el control regular de los manipuladores de alimentos. Consideramos de fundamental importancia la implementación de sistemas de vigilancia que reúnan información indispensable para conocer la conducta o historia natural de las enfermedades en la región y poder detectar cambios con el fin de recomendar oportunamente las medidas indicadas y eficientes para su prevención y control. Obviamente esto incluye la recolección sistemática de datos y su interpretación en forma integrada, así como la recomendación de medidas a tomar y distribución de la información y de las recomendaciones a las distintas organizaciones (23).

Referencias bibliográficas.

1. Guía para el establecimiento de sistemas de vigilancia epidemiológica de enfermedades transmitidas por alimentos (VETA) y la investigación de brotes de toxi-infecciones alimentarias. 1996. OPS/OMS. HPV/FOS/103/96.

2. Freyre A; Queiruga G; Gedda C; Carmona C; Frenkel JK. Seroepidemiología de la toxoplasmosis en residentes de Montevideo. Rev Diag Biol 1990. 39; 237-42.

3. Ceruzzi O. Diagnóstico de laboratorio de la toxoplasmosis. En Primer taller de actualización sobre “Infecciones de la embarazada y del recién nacido”. 1998. M.S.P. Dirección General de la Salud. Dpto. de Laboratorios de Salud Pública.

4. Freyre A; Falcón J; Correa O; Méndez J; Venzal J. Significación de la toxoplasmosis humana y animal. En “Enfermedades Parasitarias en Uruguay, sus fundamentos y consecuencias sociales y económicas”. 1999. PAHO/HCP/HCT/156.99; 89-94.

5. Freyre A; Falcón J. Toxoplasmosis en las especies domésticas y como zoonosis. 1989. Dpto.de Publicaciones de la Universidad de la República.

6. Salvatella R; Eirale C; Ballesté R. Endolimax nana (Wenyon & O Connor, 1917) (Amoebida, Endamoebidae) su presencia en la casuística del Hospital de Clínicas, consideraciones sobre su papel patógeno. Rev Urug Patol Clín 34: 35-44. 2001.

7. Acuña AM; Da Rosa D; Colombo H; Saúl S; Alfonso A; Combol A; Castelló R; Zanetta E. Parasitosis intestinales en guarderías comunitarias de Montevideo. Rev Med Uruguay 1999; 15: 24-33.

8. Quick R; Paugh K; Addiss D, Kobayashi J, Baron R. Restaurant-associated outbreak of giardiasis. Journ of Infect Dis 1992; 166: 673-6.

9. Mintz ED; Hudson M; Mshar P, Cartter M, Hadler JL. Foodborne giardiasis in a corporate office setting. Journ of Infect Dis 1993; 167: 250-3.

10. White KE, Hedberg CW; Edmonson LM, Jones DB; Osterholm MT, MacDonald KL. An outbreak of giardiasis in a nursing home with evidence for multiple modes of transmission. Journ Infect Dis 1989. 160(2): 298-304.

11. Calegari L; Gezuele E; Zanetta E; Salvatella R; Acuña A; Rosa R; Da Rosa D; Puime A. Enfermedades parasitarias en el Uruguay. En “Las enfermedades transmisibles en el Uruguay” 2001. Serie Monografías del Instituto de Higiene Nº1 OPS/HCP/HCT/195/01: 24-37.

12. Conti Diaz IA. Enfermedades emergentes y reemergentes en Uruguay. Rev Méd Uruguay 2001; 17: 180-199.

13. Xavier B; Combol A; Zanetta E, Acuña A. Isospora belli: un patógeno emergente. Rev Urug Pat Clin 1999. 31: 32.

14. Acuña AM; Zanetta E; Alfonso A; Da Rosa D. Enteroparasitosis humanas.Informe de situación en Uruguay. Jorn Bras Patologia. Suplemento Científico.37 (4): 131.

15. Salvatella, R Eirale C, Sundberg F. Primera detección de Cyclospora cayetanensis en Uruguay, a partir de un caso de diarrea del viajero adquirido en el exterior. Rev Urug Pat Clin 2000; 32: 9-12.

16. Millard PS et al. An outbreak of cryptosporidiosis from fresh-pressed apple cider. Journ Am Med Assoc 1994. 272: 1592-96.

17. Salvatella R; Eirale C; Fazzio S. Investigación de enteroparásitos para operativizar un sistema de vigilancia y control en manipuladores de alimentos del Hospital de Clínicas. Rev Urug Patol Clín 1996: 3328: 41-2.

18. Acuña AM; Zanetta, E; Alfonso A; Saúl S; Da Rosa D; Colombo H. Teniasis por Taenia saginata: revisión de casos estudiados en el período 1985-98. Bol Soc Zool Uruguay 1999; 2ª época: 3.

19. López Lemes MH; Hernández S; Acuña AM; Nari A. Fascioliasis en la República Oriental del Uruguay. Rev Méd Uruguay 1996; 12: 37-43.

20. Nokes C; Bundy DAP. Does helminth infection affect mental processing and educational achievement? Parasitology Today 1994. 10 (1):

21. Acuña AM; Zanetta E; Núñez C. Geohelmintos en niños de zonas carenciadas de Montevideo. Act.VI Jorn Zool Uruguay 2001; 19. 134

22. Torgerson PR, Carmona C; Bonifacino R. Estimating the economic effects of cystic echinococcosis: Uruguay, a developing country with upper-middle income. Annals of Trop Med & Parasitol 2000. 94 (7): 703-13.

23. Jaykus LA. Epidemiology and detection as options for control of viral and parasitic fodborne disease. Emerging Infectious Disease 1997. 3 (4)

 

Presencia de parásitos intestinales en paseos públicos urbanos en La Plata Argentina

 

ALEJANDRA CÓRDOBA, MARÍA L. CIARMELA , BETINA PEZZANI*, M. INÉS GAMBOA*,

M. MARTA DE LUCA*, MARTA MINVIELLE * y JUAN A. BASUALDO*.

 

INTRODUCCIÓN

Los ecologistas del mundo realizan un gran esfuerzo para identificar elementos biológicos en muestras ambientales. En el suelo se concentran diferentes formas de vida: bacterias, algas, hongos, insectos, ácaros, protozoos y nematodos de vida libre; es también el substrato donde sobreviven y evolucionan diferentes parásitos intestinales del hombre y animales1.

La comunidad biótica del suelo es el más diverso y complejo ensamble de microorganismos de la biosfera y actualmente se conoce poco acerca de las especies que lo componen. Se estima que entre un 80 y 99% de los microorganismos presentes en él permanecen sin identificar.

Los suelos contienen abundantes parásitos y bacterias tanto heterótrofas como autótrofas ambientales, pero pueden contener otras especies patógenas provenientes de la contaminación fecal por deposiciones humanas y/o animales (contaminación directa). La contaminación indirecta del suelo puede ocurrir si son utilizadas aguas residuales para riego o mediante el empleo de estiércol como fertilizante.

Esta contaminación también se asocia con factores socioculturales como la falta de hábitos higiénicos, la carencia de instalaciones sanitarias adecuadas, la falta de control en el manejo de mascotas y animales callejeros que son de impacto relevante en los sectores sociales más empobrecidos y especialmente en la población infantil, por sus hábitos de juego4 .

Se han observado formas parasitarias en el suelo de muchos países del mundo. Dicha contaminación parasitaria constituye un indicador directo del riesgo de infección por parásitos intestinales.

Con el objeto de recuperar e identificar elementos parasitarios se estudiaron muestras provenientes de suelos de todos los paseos públicos del área urbana de La Plata, Argentina.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Se investigaron los 23 paseos públicos existentes en la ciudad de La Plata). Se recolectaron 4 muestras de tierra por cada hectárea de paseo público. El número de muestras fueron 4, 8 ó 16 según el tamaño del lugar investigado.

La toma de muestra se realizó durante los meses de marzo y abril de 2000. Se retiró la hojarasca superficial de un área de 400 cm2 y se tomó la tierra raspando hasta 2 cm de profundidad.

Las muestras se transportaron en bolsas plásticas hasta el laboratorio5. Para su procesamiento cada muestra fue homogeneizada.

Se tomaron 100 g de cada una de ellas a las que se le agregó Tween 80 para su posterior filtración por triple capa de gasa, utilizando embudo grande en botella de decantación. Se dejó decantar por 24 h, se eliminó el sobrenadante y se recogió el sedimento. Éste, se procesó por la técnica de Telemann modificada y se realizó observación microscópica (100 - 400X) de la totalidad del «pellet».

La humedad se calculó sometiendo 20 g de cada muestra homogeneizada a 100-105ºC hasta peso constante y se tomó el pH a otra alícuota de cada muestra (5 g), previamente diluida en agua, por medio de cintas indicadoras con rango de 0 a 14 (Merck Darmstadt, Germany). 

RESULTADOS

Se observaron microscópicamente 140 «pellets» correspondientes a los 23 paseos públicos investigados. Se detectaron 552 elementos parasitarios de los cuales 98 correspondieron a quistes de protozoos, 106 a huevos de helmintos y 348 a larvas de nematodos. La identificación y frecuencia de cada elemento se presentan en la Tabla 1.

De los 23 lugares públicos, se hallaron huevos de helmintos y larvas de nematodos en 21 y quistes de protozoos en 16. En la Tabla 2 se presentan los porcentajes de los paseos contaminados con cada una de las especies parasitarias identificadas.

Sobre el total de 140 muestras analizadas, 65 (46,4%) resultaron contaminadas con larvas de nematodos, 61 (43,6%) con huevos de Trichuris sp., 30 (21,4%) con huevos de Ascaris lumbricoides y 17 (12,1%) con huevos de Toxocara sp. La humedad de las muestras analizadas varió entre el 8 y el 54% y el pH entre 6 y 8.

 DISCUSIÓN

Diferentes estudios han demostrado la endemicidad de las infecciones parasitarias en nuestro país

Las deficientes condiciones sanitarias y de higiene personal están en estrecha relación con la prevalencia de las parasitosis en nuestra población4. A estos factores se le agregan condiciones de temperatura y humedad relativa del ambiente que favorecen la persistencia y desarrollo de los elementos parasitarios que contaminan las fuentes de infección: alimentos, agua, tierra, etc.

El estudio de la contaminación parasitaria del suelo es considerado como un indicador directo del riesgo de infección al que están expuesto los residentes de una región.

El aislamiento de elementos parasitarios en el suelo ha sido realizado en muchos países del mundo. Diversos estudios de muestras de suelo de parques, jardines y areneros de regiones desarrolladas de América, Europa y Japón.,así también como en países subdesarrollados, revelaron presencia de huevos y quistes de parásitos, demostrando que los suelos de estas regiones geográficas estaban contaminados con heces humanas y/o de mascotas.  En nuestra ciudad, se demostró una prevalencia

de 13,2% de huevos de Toxocara sp en suelos de paseos públicos, porcentaje inferior al hallado en nuestro trabajo (56,5%) debido probablemente a diferencias en la toma de muestra y metodología de procesamiento. Un estudio llevado a cabo en la provincia de Chubut, Argentina ; determinó una prevalencia de 17,4% para Toxocara sp., 51% para Strongyloides sp. y 5,6% para Ancylostoma sp. En heces caninas recolectadas de paseos públicos.

Investigaciones recientes en paseos públicos de Chile16 demostraron Toxocara sp. en el 33% en muestras fecales de mascotas en las plazas y en el 66,7% en los parques de Santiago.

Los quistes de protozoos como Giardia sp y amebas sobreviven de 1 a 3 meses en suelos húmedos y sombríos. Los huevos de geohelmintos como A. lumbricoides y T. canis conservan su poder infectante en el suelo entre 7 y 12 años. Estos huevos evolucionan a sus estadíos infectivos en la superficie del suelo, no más allá de los 10 cm de profundidad.

Los resultados obtenidos en el presente estudio, han demostrado una alta prevalencia de contaminación con elementos parasitarios de origen humano y/o animal. Las condiciones climáticas que imperan en los meses de marzo y abril en nuestro país (promedio de temperatura 18,5°C y 78,6% de humedad relativa), son favorables para la persistencia y desarrollo de estos elementos en el suelo.

En nuestro país, en un estudio sobre la presencia de parásitos en el suelo de los alrededores de las viviendas de dos comunidades aborígenes de la provincia de Misiones se encontró solamente huevos de Uncinarias, Trichuris sp. y Toxocara sp18. Nuestro trabajo demuestra una variedad parasitaria más amplia en paseos públicos de un centro urbano. Los paseos estudiados presentaron contaminación parasitaria con diferencias importantes en el número de elementos encontrados. Más del 50% de los elementos hallados son potenciales patógenos para el hombre. En este estudio no se identificó si las larvas de nematodos eran de vida libre o parasitaria.

No se pudo establecer una relación entre la ubicación geográfica del paseo público con el número de elementos hallados.

Si bien no pudo demostrarse una relación significativa entre la humedad y el número de formas parasitarias, porcentajes de humedad superiores al 15% se relacionaron con mayor número de parásitos, condición que no se estableció con las variaciones de pH.

Se concluye que los suelos de los paseos públicos de la ciudad de La Plata se encuentran contaminados con heces tanto de origen animal como origen humano. Si bien este estudio se realizó en un importante centro urbano de Argentina (ciudad capital de la provincia de Buenos Aires) el origen de la contaminación biológica podría explicarse atendiendo a las siguientes razones: la presencia de formas biológicas de origen animal se debería a la falta de hábitos higiénicos en la población poseedora de mascotas (defecación en la vía pública) agravado por el incumplimiento de reglamentaciones en la disposición de las excretas animales.

La presencia de parásitos cuyo huésped definitivo es el hombre, podría relacionarse con los hábitos defecatorios humanos en paseos públicos de niños y adultos carenciados que viven en las calles de la ciudad (personas sin hogar).

Esto constituiría un riesgo potencial para la salud, fundamentalmente para la población infantil, que acude a los paseos públicos. Por lo expuesto surge la necesidad de implementar estrategias de control y educación para la prevención de las infecciones de origen fecal (humano y/o animal) en ámbitos recreacionales.

RESUMEN

Con el objeto de recuperar e identificar contaminantes parasitarios se estudiaron muestras de suelo de todos los paseos públicos del área urbana de La Plata, Argentina. Se analizaron 23 paseos durante los meses de marzo y abril de 2000 y al mismo tiempo se evaluó el pH y la humedad de cada muestra. Se observaron 552 elementos parasitarios, 98 correspondieron a quistes de protozoos, 106 a huevos de helmintos y 348 a larvas de nematodos. Se demostró que los suelos de los paseos analizados estaban contaminados con parásitos de origen humano y animal.

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